domingo, 7 de febrero de 2016

Ante la pérdida... ellos también sufren.


Ante la pérdida gestacional, ellos también sufren. Puede sonar demasiado obvio, pero si lo fuese no estaría escribiendo estas palabras en el blog.


Recuerdo aquel día en que me dijeron que el corazón de mi bebé se había parado. Recuerdo perfectamente su cara de miedo, su desolación, su frustración porque era algo que se le escapaba del control. 
Y cuando salimos de maternidad y todo el mundo preguntaba por mí, por cómo estaba, cómo me sentía. A él nadie le dirigía una palabra de consuelo. Se sobrentiende que ellos deben ser los fuertes, que las lágrimas se las guardan para momentos en que nadie los vea e incluso ni salen.

Vivimos en una sociedad donde la inteligencia emocional parece solo reservada a nosotras, aún tenemos demasiado arraigado el: Llorar es de mujeres... y eso es algo que quiero erradicar desde mi propio hogar.



Soy madre de dos niños varones y nunca, jamás, les hemos dicho nada parecido a nuestros hijos, es más, les incitamos a que verbalicen siempre cómo se sienten, que lloren cuando están tristes, que pidan un abrazo cuando lo necesitan. Porque las emociones no entienden de sexos, la tristeza golpea con igual intensidad ya seas el padre o la madre que ha perdido a su bebé.



Hace sólo dos días, una prueba de embarazo confirmó que estoy embarazada de nuestro quinto bebé... y digo quinto porque ya hemos perdido a dos. Esa misma noche empecé a sangrar y a sentir dolores. ¿Sangrado de implantación? Nadie lo sabe, hasta dentro de una semana no se podrá saber si todo sigue adelante. Él y yo sentimos de nuevo esa incertidumbre del... ¿lo habremos perdido de nuevo? ¿Otra vez? Y lloramos, lloramos los dos. 



Él me decía entre lágrimas que es muy duro tener que mostrar esa cara que la sociedad entera espera de él, esa dureza, esa fortaleza que se espera de él como hombre. Estaba aterrado, desolado... si lo perdiésemos sería el tercero, volveríamos a pasar por eso.


Tienen que cambiar tantas cosas... porque aún hoy en día el que los niños lloren está mal visto, lo veo a diario en el parque, en la calle... ¿Y cuantos hombres se habrán tragado mil lágrimas por hacerse el duro? Ellos también necesitan llorar, también necesitan recibir un abrazo, unas palabras de "todo irá bien"...

Ellos también son padres, también pierden a sus hijos, también pasan por un duelo...

... Y encima llevan la carga de hacerse los duros ante una sociedad que se ríe de sus lágrimas.





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